jueves, 11 de septiembre de 2014

EL VERDADERO RESPETO


Durante la evangelización de Japón, un misionero fue hecho prisionero por samurais.

—Si quieres seguir vivo, mañana tendrás que pisar la imagen de Cristo delante de todo el mundo— dijeron los guerreros.

El misionero se fue a dormir, sin ninguna duda en el corazón: jamás cometería semejante sacrilegio, y estaba preparado para el martirio.

Se despertó en mitad de la noche y, al levantarse de la cama, tropezó con un hombre que dormía en el suelo. Casi se cayó de espaldas: ¡Era Jesucristo en persona!

—Ahora que ya me has pisado, ve ahí fuera y pisa mi imagen— dijo Jesús. Porque luchar por una idea es mucho más importante que la vanidad de un sacrificio.


Del amigo Coelho.