No soy de aquellos que les gusta hacer leña con el arbol caido, pero jurungando en la web he encontrado algo que merece la pena destacar por la claridad que arroja al punto en cuestion,
El articulo es de Rafael Narbona y esta reseñado aqui para aquellos que quieran ver el bosque completo:
https://www.elespanol.com/el-cultural/blogs/entreclasicos/20250908/maria-pombo-leer-no-hace-superiores-humanos/1003743915823_12.html
Especificamente quisiera destacar los siguientes:
(...)
Lo subrayado es autoria del bloguero.
"No es cierto que leer produzca infelicidad. El árbol de la ciencia del mítico jardín del Edén no abre las puertas del sufrimiento, sino que invita al ser humano a emprender el difícil camino de la madurez.
Mientras vivimos en el paraíso de la niñez, somos esbozos, seres incompletos que solo florecerán al enfrentarse a los aspectos fundamentales de la existencia: la escasez, la enfermedad, la vejez y la muerte.
(...)
Al leer la Ilíada, la Odisea, la Comedia de Dante o las tragedias de Shakespeare, comprendemos que tenemos los días contados. No somos inmortales. Antes o después, nuestra vida se interrumpirá.
[ Otra vez el fallecer, esa eterna constante en la literatura excelsa]
(...)
Los poetas, siempre más sabios que los científicos, han intuido que Dios deviene. Rilke exploró la historia del buen Dios y se preguntó qué sería de Dios sin el ser humano. El Infinito se vacía en lo finito por la misma razón que el hombre escribe libros. Los libros nos ayudan a crecer, a madurar, nos hacen mejores, nos permiten ir más allá de nuestros límites.
Por supuesto, hablo de los buenos libros. La simple encuadernación de un texto no lo convierte en literatura. Mi lucha, de Hitler, solo es un deleznable panfleto.
[ PUNTO BASICO CRUCIAL!!!!]
En cuanto a los best-sellers, son mercancías, artefactos sin alma, productos concebidos para matar el tiempo y producir beneficios. El formato no es lo que hace al libro, sino el alma de su autor, que se vacía en el texto con la misma necesidad y pasión que el Infinito se condensa en lo finito.
Al leer y escribir nos convertimos en la imagen de ese Infinito del que procedemos. O, si se prefiere, contribuimos a su despliegue y realización, pues el Infinito necesita a lo finito para brillar, expandirse y cristalizar en las formas más hermosas."
Taoly
Sanchezky