Mario Ciccorossi, pedagogo, y
acompañante espiritual: “Muere en paz quien puede resolver temas pendientes,
prepararse, despedirse”
Diario
La Vanguardia 19 Octubre 2024
Ciccorossi
es agente de atención espiritual del Hospital Sant Joan de Déu, licenciado en
pedagogía y en teología, profesor de filosofía y ponente en congresos
nacionales e internacionales
“Aprender
a transitar la muerte nos hace vivir de una forma más plena”, reflexiona este
especialista, que recomienda algunas herramientas para trabajar la
espiritualidad y asumir que la vida es finita
Inevitablemente,
a medida que cumplimos años, tenemos más consciencia de la muerte: perdemos a
personas cada vez más cercanas, pensamos más en el final, tomamos conciencia de
la finitud de la experiencia vital… Y muy a menudo, esa idea de morir nos tortura,
nos angustia. “El miedo a la muerte es la madre de todos los miedos, es la gran
incertidumbre. Solo sabemos que vamos a morir y que no sabemos cuándo”, dice
Mario Ciccorossi, agente de atención espiritual del Hospital Sant Joan de Déu.
Ciccorossi,
licenciado en pedagogía y en teología, máster en Educación en Valores por la
Universidad de Barcelona y máster en Espiritualidad Transcultural por la
Universidad Ramón Llull, es también profesor de filosofía y participa como
ponente en congresos nacionales e internacionales. En su trabajo como
acompañante espiritual ayuda a otras personas a afrontar la enfermedad y la
muerte. La conversación con él pretende dar herramientas para asumir la verdad
más certera: moriremos. Asumirlo, dice, nos puede ayudar a vivir con más
plenitud.
Hemos
medicalizado la muerte, la hemos llevado a los hospitales. La sociedad actual
ha invisibilizado la muerte
Todo
lo relativo a la muerte es el gran misterio de la humanidad…
La
muerte produce tantas preguntas que es la gran incertidumbre, nos desconcierta
y nos agobia, y algunas teorías dicen que la incertidumbre es lo más
insoportable para el ser humano. La palabra y el pensamiento son las dos
grandes herramientas para hacerle frente. Freud, padre del psicoanálisis, decía
que la muerte no tiene representación psíquica porque nos desconcierta y
produce una inquietud buena.
¿Tenemos
que aprender a morir, pues?
Aprender
a morir es aprender a vivir, la muerte es parte de la vida. Lo contrario a
morir no es vivir, es nacer. Tenemos que ser conscientes de esta realidad.
Pero
en nuestra sociedad, cuando aparece el tema de la muerte, se evita, se esquiva,
se deja de lado. ¿Cada vez le tenemos más miedo?
En
la sociedad actual y en las últimas generaciones, la muerte y el morir han
pasado de un entorno familiar y comunitario a ser el dominio de los sistemas de
salud. Hay un informe de una Comisión Lancet, Devolver la muerte a la vida, que
dice que hemos medicalizado la muerte y el morir, la hemos llevado a los
hospitales. La sociedad actual ha invisibilizado la muerte, a los moribundos se
los lleva rápidamente a los hospitales, se les pone toda la estética posible
para desfigurar lo que es realmente morir.
La
persona que asume que va a morir construye valores distintos, agrega un
elemento fundamental, que es que esto se acaba
¿Cómo
de negativo es eso para la asimilación de la muerte?
El
tema es que se ha quitado la muerte del entorno social y cultural y nos hemos
quedado muchas veces sin conocimiento y sin confianza para apoyar y manejar
este hecho que es un fenómeno que sucede y que, a veces, por invisibilizarlo,
nos creemos que no va a suceder. Es el “no vengas con esos temas, que nos
bajonean”. Yo no digo de estar hablando en una fiesta sobre la muerte, pero
tienen que estar presentes en la vida del ser humano.
¿Por
qué es positivo asumir la idea de morir? ¿En qué nos ayuda?
La
persona que asume que va a morir construye valores distintos. Si una persona
tiene la muerte como un fenómeno, como un hecho real, la construcción de
valores en su vida es distinta, porque le agrega un elemento fundamental y
real, que es la finitud, que esto se acaba.
La
espiritualidad nos aporta sentido, explicación, conocimiento, una forma de
construir una mirada sobre lo que es la vida y lo que es la muerte
¿Cómo
cambian esos valores vitales cuando asumimos la muerte? Entiendo que en
positivo…
La
idea de la vida que termina, la vida finita, te da un contexto en donde puedes
construir valores mucho más profundos, mucho más reales, mucho más arraigados a
la vida. Todas las grandes tradiciones de sabiduría ancestral, las religiones,
nos hablan de lo mismo. La espiritualidad, que es lo que subyace a las
estructuras religiosas, nos aporta sentido, explicación, conocimiento, una
forma de construir una mirada sobre lo que es la vida y lo que es la muerte.
¿Por qué? Porque el ser humano no soporta no entender, no saber, la
incertidumbre.
¿Por
qué nos da tanto miedo morir? ¿Es por esa incertidumbre?
Exactamente.
Cuando hablamos de cuáles son los principales miedos del ser humano, siempre en
esa lista está el miedo a la muerte, como la madre de todos los miedos.
Básicamente por la incertidumbre y por la incapacidad de controlarla. La manera
de afrontar este miedo no es negándolo, sino aceptándolo, hay que asimilar que
eso va a pasar y vivirlo con tranquilidad.
Hace
dos generaciones, la mayoría de los niños habían visto un cadáver. Ahora las
personas pueden tener entre 40 y 50 años sin haber visto nunca a una persona
muerta
¿Cómo
se hace eso?
No
es fácil, pero se empieza por aceptarlo como un hecho, como un fenómeno, como
algo real, por no invisibilizar la muerte. El informe de The Lancet que
comentábamos dice que hace dos generaciones, la mayoría de los niños habían
visto un cadáver. Ahora las personas pueden tener entre 40 y 50 años sin haber
visto nunca a una persona muerta. Se está perdiendo eso, poner la muerte en un
lugar social. Hay una disciplina científica emergente, que es la pedagogía de
la muerte, que quiere llevarla también a las escuelas.
¿Qué
más podemos hacer?
Aceptar
el miedo, no evitarlo, porque es normal. Tengo que sentir todas las emociones,
también este miedo a morir, porque es parte de mi ser humano. Ahora incluso los
velatorios se han hecho más cortos, se han encapsulado, se hacen de acuerdo a
los horarios, se encapsula al difunto por una cuestión cada vez más, por un
tema de salud, a los niños no se los lleva… Hemos sacado la muerte del diálogo
cotidiano y es necesario que la volvamos a incorporar como un hecho vital. Es
difícil cambiar esta opinión pública, esta forma de conducirlo, pero hay vías.
Hay grupos de duelo, acompañamiento en el duelo en las escuelas…
Hemos
sacado la muerte del diálogo cotidiano y es necesario que la volvamos a
incorporar como un hecho vital
En
tercer lugar, usted también habla de trabajar y construir nuestra
espiritualidad…
¿Qué
significa?
Hay
gran cantidad de puntos de vista y de miradas del fenómeno de lo que es la
muerte. Cada una de ellas puede aportarme datos para que yo construya mi
sentido sobre la muerte. Puedo leer, escuchar muchas versiones y doctrinas,
pero la más importante es la que yo me construyo. La espiritualidad se puede
vehiculizar con o sin una religión, hay muchas personas ateas que pueden tener
su propia espiritualidad. Es una dimensión propia del ser humano y tiene que
ver con la construcción de sentido. Cuando me pasa un evento negativo, entro en
crisis “¿por qué me sucede esto?, ¿por qué a mí?”. Si yo le encuentro sentido o
construyo sentido, esa situación la atravieso de manera distinta, puedo
trascenderla. La mirada trascendente es propia del ámbito espiritual.
Quiere
decir que no es necesario ser creyente para tener una espiritualidad…
Absolutamente.
Venimos de una sociedad monoconfesional en donde había un discurso único y
monolítico, sobre qué era la muerte y qué pasaba después: en la cultura
cristiana europea hablábamos de muerte-juicio-cielo-infierno. Hoy día vivimos
en una sociedad en donde la diversidad cultural, religiosa y espiritual es una
evidencia. La espiritualidad es esa dimensión universal, común a todos los
seres humanos, es un dinamismo en tres direcciones: hacia uno mismo,
intrapersonal, que permite construir el sentido o propósito de vida; hacia el
entorno, interpersonal, que permite el vínculo con los demás, y con todo lo que
te rodea; y por último hacia lo trascendente. transpersonal: lo sagrado, lo
divino, que tiene distintas formas de nombrarlo y comprenderlo.
La
espiritualidad se puede vehiculizar con o sin una religión, hay muchas personas
ateas que pueden tener su propia espiritualidad
¿Para
los creyentes es más fácil morir que para los ateos?
Depende
de cómo vives tu espiritualidad. Uno puede ser muy religioso, pero tener una
espiritualidad heterónoma, o sea, cuando la espiritualidad me la hace la
religión, no la hago yo. La espiritualidad tiene que ser autónoma, yo construyo
la mía, aun dentro de una religión, aun siendo cristiano, o budista, o
hinduista, o musulmán; mi espiritualidad tiene que ver con la forma original
como yo miro la vida, miro los sucesos de la vida, y miro la muerte.
¿Hay
herramientas para trabajar la espiritualidad?
Lo
primero es trabajar la apertura de la conciencia. En esta sociedad que le rinde
culto a la prisa, vamos a mil, no tenemos tiempo para pensar en nada, y menos
para leer sobre estos temas. Debemos comenzar por aprender a hacer silencio, a
parar, a auto observarnos y a buscar respuestas en nuestro interior. Cuando
descubrimos nuestras necesidades espirituales sabremos buscar ayuda y
regalarnos tiempo para dedicarnos al cultivo de nuestro mundo interior.
Herramientas
para el desarrollo de la espiritualidad
LECTURAS:
•
La muerte y el morir, de Vicente Arraez y Pau Miquel
•
¿Morir duele?, de Alejandro Nespral
•
La muerte un amanecer, de Elizabeth Kubler Ross
•
Morir para ser yo, de Anita Moorjani
•
Destellos de luz en el camino. Historias de acompañamiento al final de la vida,
de Joan Carles Trallero
•
Duelo y espiritualidad, de Jose Carlos Bermejo
PODCAST:
•
Sonidos del Silencio SJD. “Es una caja
de herramientas para nutrir y desarrollar la espiritualidad personal:
meditaciones, textos de inspiración, cuentos y relatos, textos de sabiduría
espiritual, cápsulas con reflexiones y sugerencias de referentes del ámbito
espiritual”. Está elaborado por personal sanitario del Hospital Sant Joan de
Déu Barcelona. En Spotify, Ivoox y Apple Music.
Ante
una enfermedad o una fatalidad, siempre nos preguntamos “¿por qué a mí?”. No
hay respuesta…
¿Por
qué me pasa esto a mí? ¿Qué sentido tiene todo esto? Hacemos apelaciones a la
justicia universal: “si yo soy tan bueno, y hay gente tan mala”… No sé quién
nos hizo creer que va por ahí la respuesta.
Cada
uno debe buscar, pues, sus propias respuestas a estas preguntas universales
sobre la existencia humana… ¿Qué nos puede guiar?
Debemos
hacer silencio, el silencio habla. En el silencio sale todo lo que hay adentro,
los demonios y los ángeles que tenemos adentro, algo necesario para conocernos.
En las escuelas hay educación para el conocimiento del medio, de geografía, de
historia, de matemáticas… pero no hay asignaturas para el conocimiento de sí
mismo. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Están queriendo
quitar la asignatura de filosofía cuando es lo fundamental para que el ser
humano aprenda a pensar. Y estos son los puntales en donde se construye la
pedagogía de la vida y la pedagogía de la muerte.
Aprender
a transitar la muerte nos hace vivir de una forma más plena
Si
aprendemos a transitar la muerte, y la asimilamos, ¿vivimos mejor?
Exactamente.
Nos hace vivir de forma más plena, fundamentalmente porque enfrentamos el miedo
a morir, y por lo tanto también el miedo a vivir. Hay gente que tiene miedo a
vivir porque le tiene miedo a la muerte. Ubicar la muerte articula la manera en
que yo construyo mi vida, para aprender a morir hay que aprender a vivir. Aquí
en el hospital decimos que no le podemos dar más días a tu vida, pero le
podemos dar más vida a tus días. Queremos extender la vida y hacernos
inmortales, pero nos olvidamos de para qué. ¿Para qué quieres vivir tantos
años? Si no tienes un para qué, vivirás en cantidad, pero no en calidad.
¿Qué
sabemos sobre lo que siente una persona que está en el umbral de la muerte?
Hay
muchísima literatura y hay muchísimas miradas, muchas de ellas contrapuestas.
Estamos hablando de las ECM, las experiencias cercanas a la muerte, que son los
relatos de estas personas que hacen este traspaso y vuelven a la vida.
Recomiendo mucho un libro de Anita Moorjani, Morir para ser yo. Para ella la
experiencia fue como iluminar la vida con una linterna, dice que la experiencia
de morir fue como que encendieron la luz y vio todo. A partir de eso, aconseja
que no tengamos miedo. Hay unas reflexiones de las personas que han atravesado
por esta situación que realmente les ha cambiado la vida. Haber visto por el
agujero de la cerradura, qué hay del otro lado de la muerte lleva en algunos
casos a relatos muy esperanzadores.
Se
va en paz quien tiene la posibilidad de prepararse, despedirse, dejar el
legado, resolver los asuntos pendientes… Irse como quien se prepara para el
mejor de los viajes
¿Por
ejemplo?
Yo
solamente tuve una experiencia de una mamá cuando estaba en Argentina en un
centro de neonatología. La madre me llamó y fui a hacer un acompañamiento
espiritual, pero al llegar vi que el bebé había nacido bien, la mamá estaba
bien… “Ayer en el momento del parto se complicó todo”, me dijo de repente. Y me
narró que vio que iba hacia un lugar de mucha belleza, con mucha luz, no quería
volver, pero algo le tiraba a volver: por sus dos hijas, tenía la
responsabilidad de volver. “Cuando desperté me estaban poniendo sangre”, me
contó. Este es un relato. Pero hay versiones, incluso desde el ámbito
científico, que están contrapuestas.
¿Quiénes
mueren más tranquilos? ¿Hay algo que ayude?
Se
va en paz quien tiene la posibilidad de prepararse y dando respuesta a la
trascendencia vertical (a lo sagrado, al más allá), y también la trascendencia
horizontal: despedirse, dejar el legado, resolver los asuntos pendientes… Irse
como quien se prepara para el mejor de los viajes. ¿Qué hay detrás de la
muerte? Hay creencias de todos los colores. Cada uno tiene que construir lo que
le parezca más razonable para su propia espiritualidad.