LA
MUERTE DE LA DEMOCRACIA
Tomada
del excelente blog de Enrique Dans:
http://www.enriquedans.com/
Es
uno de esos temas a los que vuelvo de manera recurrente, y en esta ocasión por
una razón puramente académica: la democracia no existe, y dos profesores
norteamericanos, Martin Gilens y Benjamin Page, se han preocupado de
demostrarlo. En un estudio longitudinal, “Testing theories of American
politics: elites, interest groups, and average citizens“, que recopila
respuestas a encuestas públicas entre los años 1981 y 2002, correlacionadas con
los más de dos mil cambios legislativos que sus respuestas conllevaban y el
resultado final de los mismos (si dichos cambios fueron adoptados o no), los
autores comprueban claramente que las élites económicas y los grupos
organizados de interés tienen un impacto sustancial en la política
norteamericana, mientras que las iniciativas populares y el ciudadano medio
carece completamente de influencia.
Para
una versión corta, puedes leerte este artículo en Talking Points Memo,
“Princeton study: U.S. no longer an actual democracy“, o esta fantástica
entrevista con uno de los autores en el mismo medio. El estudio está
convirtiéndose en una auténtica sensación viral en los Estados Unidos a ciertos
niveles.
El
resultado de la investigación, en línea con el libro publicado por uno de los
autores, “Affluence and influence: economic inequality and political power in
America“, es coherente con trabajos anteriores, y de manera particularmente
llamativa con la espectacular presentación de Lawrence Lessig en TED, “We the
People, and the Republic we must reclaim“, enormemente recomendable, que ha
sido vista ya más de un millón de veces y que ha inspirado también libros como
“Lesterland: the corruption of Congress and how to end it“, o la reciente
iniciativa de recaudar fondos para una Super PAC (PAC, o Political Action
Committee, son organizaciones que reúnen fondos para influenciar decisiones
políticas) tratando de “terminar con todas las Super PACs”. Si no viste en su
momento la presentación de Lessig, es un buen momento para verla:
Aqui el link de la presentacion referida:
La
evidencia académica del estudio de Gilens y Page viene a demostrar lo que
cualquier ciudadano medio lleva años sospechando: que el resultado de las
elecciones es lo de menos, que lo que votes da exactamente lo mismo, y que la
democracia es en realidad, desde hace muchos años, una forma de asegurar que
siempre gobiernen y tomen decisiones los mismos. Algo sobre lo que he escrito
en infinidad de ocasiones, que he podido presenciar directamente en las
ocasiones en las que he llegado a tener cierta proximidad a los centros de
decisión política en mi país (y sin duda una de las evidencias que me hicieron
salir huyendo de esos entornos), y que viene a ponerse de manifiesto mucho más
a partir del momento en que la sociedad consigue medios para organizarse en un
entorno hiperconectado.
La
democracia no existe. Como mucho, se otorga a los ciudadanos la posibilidad de
elegir a unos teóricos representantes, en el mejor de los casos elegidos por
ellos mismos pero habitualmente ni siquiera eso, que son los que responden a
los deseos de una minoría dominante. En la práctica, la mayor parte de los
países con unos supuestos altos estándares de calidad democrática son eso:
partitocracias o representantes corruptos que ratifican los dictados de una
oligarquía.
La
tecnología ofrece muchos mejores medios que las corruptas democracias actuales
para organizarse como sociedad. Pero la tecnología, obviamente, no es
suficiente para conseguir nada. Antes hay que superar muchas otras cosas: la
resistencia al cambio, el miedo a un sistema diferente, o la evidencia de que,
por mucho que pretendan algunos, los ciudadanos son los mejores guardianes de
sus propios intereses, y todas esas ideas sobre que “toman decisiones solamente
unos pocos porque son los que están preparados para tomarlas” son lo que son:
pura basura, y a la vez germen y evidencia de un elevadísimo nivel de
corrupción.
Lo
realmente importante de la evolución tecnológica es que terminará siendo capaz
de promover la disrupción en la “industria” que nos afecta a todos: la
política.
En los brillantes luceros del Tao
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